Las ventajas (siempre hablando de inyección de tinta):
- Es muuuuucho más barato (sobre 0.10 euros el A4).
- La tinta hace menos relieve, con lo que la superficie una vez impreso es más uniforme.
- El secado es más rápido.
- La tinta queda mejor adherida, y es mucho más resistente al rallado, y no se descascarilla.
- Es más fino y flexible, con lo que se adapta mejor a la superficie de cobre.
- El granulado superficial es mucho más fino que en las tranasparencias, y la tinta tiene menos tendencia a correrse. Puedes hacer pistas más finas y más juntas sin que se unan.
- Necesita menos cantidad de tinta para que los trazos queden opacos (al tener un granulado más fino y uniforme la tinta se distribuye mejor).
- Respecto al papel vegetal, se vicia mucho menos. Lo puedes tener enrollado un año y cuando lo desenrollas queda totalmente plano.
Desventajas:
- Con el tiempo, la luz directa del sol lo amarillea un poco, así que hay que guardarlo en una carpeta o algo así.
- No es válido para láser o copiadora, porque no aguanta temperaturas altas.
- A mí no me ha pasado, pero al ser tan fino puede que dé problemas de arrastre con alguna impresora.
Otra ventaja, al menos con mi impresora (HP Deskjet 930), es que alrededor de lo impreso queda una franja, como de medio milímetro o menos, en que el papel se pone casi transparente, en vez de traslúcido. No tengo ni idea de la causa, aunque podría ser que los disolventes de la tinta ataquen da alguna forma al granulado superficial. El resultado es que las zonas entre pistas muy cercanas quedan más transparentes (al menos a la luz visible), con lo que al insolar no suelen aparecer cortocircuitos entre pistas.
Ah, y una precaución. Al igual que las transparencias, tiene una cara más granulada, que es en la que se debe imprimir. Lo que pasa es que el granulado es tan fino que no es tan fácil de distinguir como en las transparencias.